Embrace 2

En esta pieza, la composición se abre como un manto vegetal que se dobla y se repliega, jugando con la ambigüedad entre la materia orgánica y la caricia visual. Los tonos verdes, amarillos y ocres se entrelazan en un flujo continuo, creando la ilusión de pétalos, hojas y cortezas que se abrazan sin fin. No hay un centro único; la mirada viaja por los pliegues como si siguiera un sendero secreto, descubriendo a cada paso nuevas formas que parecen nacer y desvanecerse con la luz. Es una invitación a perderse en la piel del paisaje, allí donde lo natural y lo soñado se funden sin dejar huella de la frontera.